Analicemos estas preguntas:
• ¿Se han entusiasmado mucho a veces al ver una competición deportiva o algún otro espectáculo?
• En esa ocasión, ¿ha sido tan grande su entusiasmo que se han puesto de pie para gritar o alentar a los participantes?
Estos acontecimientos sagrados han estado o estarán acompañados de expresiones entusiastas de gozo y gratitud, tales como: a. La creación de la tierra (Job 38:4–7). b. La entrada triunfal de Jesús en Jerusalén (Juan 12:12–16). c. La segunda venida de Cristo y la Resurrección (1 Tesalonicenses 4:16).
• El entusiasmo por las competiciones deportivas es pasajero, mientras que el gozo que acompaña a los acontecimientos sagrados es eterno.
• El entusiasmo por las competiciones deportivas es pasajero, mientras que el gozo que acompaña a los acontecimientos sagrados es eterno.
• En la Iglesia hay un acontecimiento en el que los participantes demuestran el regocijo y la gratitud que sienten poniéndose de pie aclamando y agitando la mano, Durante la dedicación de un templo, la congregación toma parte en una grandiosa expresión de regocijo a la que se llama la Aclamación de Hosanna.
“La Aclamación de Hosanna sale del alma entera y se proclama con todas las fuerzas de la persona. La congregación se pone de pie y, al unísono, exclama las palabras ‘¡Hosanna, hosanna, hosanna a Dios y al Cordero! ¡Amén, amén y amén!’, y las repite otras dos veces. Esa aclamación va generalmente acompañada del agitar rítmico de pañuelos blancos con las manos en alto. El nombre ‘Cordero’ se relaciona con la condescendencia y con la expiación de Jesucristo”
1. A Ezequiel se le muestra una visión del templo de Jerusalén.
En estos versiculos aprendemos sobre el templo Ezequiel 43:1–12; 44:6–9, 23
- a. La gloria del Señor llena el templo (Ezequiel 43:2, 4–5).
- b. El templo es “el lugar del trono” del Señor en la tierra (Ezequiel 43:7).
- c. El Señor anda en el templo y lo llama “el lugar donde posaré las plantas de mis pies” (Ezequiel 43:7).
- d. El templo es un lugar donde el Señor podrá “habitar entre los de Su pueblo" (Ezequiel 43:7).
- e. En el templo aprendemos sobre las leyes del Señor (Ezequiel 43:11).
- f. Hay ordenanzas que el Señor quiere que llevemos a cabo en el templo (Ezequiel 43:11).
- g. Aun el terreno de los alrededores del templo “será santísimo” (Ezequiel 43:12).
- h. Sólo los que sean dignos deben entrar en el templo (Ezequiel 44:6–9).
- i. En el templo aprendemos a diferenciar entre lo santo y lo profano, entre lo limpio y lo no limpio (Ezequiel 44:23).
2. Ezequiel ve un río que sale del templo, que da vida al desierto y sana las aguas del Mar Muerto, Ezequiel 47:1, 6–12.
Ezequiel vio que salía agua de debajo de las puertas en el lado este del templo, (Ezequiel 47:1.) y las aguas descendian al Arabá y entrarian en el mar; y entradas en el mar recibirian sanidad las aguas (Ezequiel 47:8).
mapa del desierto de Judea y el Mar Muerto están al este de Jerusalén.
• El desierto de Judea es totalmente árido y el Mar Muerto es tan salado que en él no puede existir la vida animal. De acuerdo con la visión de Ezequiel, ¿qué cambios tendrán lugar en el desierto de Judea y en el Mar Muerto como resultado del río que sale del templo? (Véase Ezequiel 47:6–12.)
• En una visión similar a la que tuvo Ezequiel sobre el templo, a Juan el Amado se le mostró el trono de Dios (Apocalipsis 22:1–3. Nótese que en Ezequiel 43:7 dice que el Señor llama al templo “el lugar de mi trono”. En la visión de Juan también se le mostró un rio limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal que salia del trono de Dios y del Cordero (Apocalipsis 22:1.) el “agua de vida” son las doctrinas del Evangelio; véase en la lección 30 ¿En qué nos pareceremos al desierto de Judea y al Mar Muerto si no participamos del agua de vida?
• El agua de vida que se obtiene en el templo, sana y da vida a los matrimonios, a las familias, a nuestros antepasados, a la Iglesia, da vida espiritual, comprendemos la verdad, obtenemos sabiduría y revelación y hacemos convenios.
• En Ezequiel 47:12 se describen los árboles que crecían en la ribera, a ambos lados del río, en la visión de Ezequiel. Tenian en común los árboles con las aguas del río que también tenían el poder de sanar y dar vida.
• En la visión de Juan se le mostró; a un lado y otro lado del rio estaba el árbol de la vida que produce 12 frutos dando cada mes su fruto y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones (Véase Apocalipsis 22:2.)
. En otro libro de las Escrituras se habla del árbol de la vida mostrado en un sueño que tuvieron Lehi y Nefi : Y aconteció que vi que la barra de hierro que mi padre había visto representaba la palabra de Dios, la cual conducía a la fuente de aguas vivas o árbol de la vida; y estas aguas son una representación del amor de Dios; y también vi que el árbol de la vida representaba el amor de Dios. (Véase 1 Nefi 11:25.)
3. Ezequiel mide la profundidad del río Ezequiel 47:2–5
• La primera vez que Ezequiel pasó por sus aguas tenia una profudidad que le llegaba a los tobillos (Véase Ezequiel 47:2–3.); Cuando lo pasó por segunda hasta las rodillas, la tercera vez hasta los lomos y la cuarta vez ya no se podia pasar solo nadando (Véase Ezequiel 47:4–5.) Estos versículos rebelan que la influencia del templo aumenta en nosotros cuanto más a menudo vayamos.
• En el templo se enseñan verdades maravillosas, muchas por medio de símbolos. Si la comprensión de esas verdades o de las ordenanzas del templo que tengamos al principio se puede comparar con la profundidad del agua sólo “hasta los tobillos”, para aumentarla debemos “pasar por las aguas” una y otra vez, o sea, asistir al templo tanto como podamos. (Véase Ezequiel 47:2–5.)
4. “La habitación de tu casa he amado” (Salmos 26:8)
Muchos de los salmos mencionan las bendiciones que recibimos por asistir al templo y expresan bellos sentimientos de amor y de acción de gracias por él.
- Salmos 24:3–4.
- Salmos 26:6–8.
- Salmos 27:1, 4–6.
- Salmos 65:4.
- Salmos 84.
- Salmos 122.
- Salmos 134.
“El gran símbolo de nuestra condición de miembros”
El presidente Howard W. Hunter dijo lo siguiente: “…invito a los Santos de los Últimos Días a considerar el templo el gran símbolo de su condición de miembros. Lo que deseo de todo corazón es que todos los miembros de la Iglesia sean dignos de entrar en el templo. Complacería mucho al Señor que todo miembro adulto fuera digno de recibir una recomendación para el templo, y obtuviera una. Las cosas que debemos hacer o que no debemos hacer para ser dignos de obtener una recomendación para el templo son las mismas que nos aseguran la felicidad como personas y como familias” (“Preciosas y grandísimas promesas”, Liahona, enero de 1995, pág. 9).
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