Friday, December 19, 2014

"Nuestra familia Celestial"...Capítulo #2 de Principios del Evangelio

Dios no es sólo nuestro Gobernante y Creador, sino que también es nuestro Padre Celestial. Todo hombre y mujer es literalmente hijo o hija de Dios. “…el hombre, como espíritu, fue engendrado por padres celestiales, nació de ellos y se crió hasta la madurez en las mansiones eternas del Padre antes de venir a la tierra en un cuerpo temporal físico”.
Toda persona que ha nacido en la tierra es nuestro hermano o hermana espiritual. Debido a que somos hijos espirituales de Dios, hemos heredado el potencial de desarrollar las cualidades divinas que Él posee. Mediante la expiación de Jesucristo, podemos llegar a ser como nuestro Padre Celestial y recibir una plenitud de gozo.
Mientras vivíamos en el cielo desarrollamos talentos y una personalidad

Las Escrituras nos enseñan que los profetas se prepararon para llegar a ser líderes en la tierra mientras todavía eran espíritus celestiales (véaseAlma 13:1–3). Antes de que nacieran con cuerpos terrenales, Dios los preordenó (escogió) para que fueran líderes en la tierra. Jesús, Adán y Abraham fueron algunos de esos líderes (véase Abraham 3:22–23). José Smith enseñó que “todo hombre que recibe el llamamiento de ejercer su ministerio a favor de los habitantes del mundo fue ordenado precisamente para ese propósito” (Enseñanzas de los presidentes de la Iglesia: José Smith, 2007, págs. 544–545); sin embargo, toda persona en la tierra es libre de aceptar o rechazar cualquier oportunidad de dar servicio.
No todos éramos iguales en el cielo. Sabemos, por ejemplo, que éramos hijos e hijas de Padres Celestiales: hombres y mujeres, Teníamos diferentes talentos y habilidades, y se nos llamó para efectuar cosas distintas en la tierra. Podemos aprender más sobre nuestras “posibilidades eternas” cuando recibimos la bendición patriarcal.
Un velo cubre nuestros recuerdos de la vida preterrenal, pero nuestro Padre Celestial sabe quiénes somos y lo que hicimos antes de venir aquí. Él ha elegido el momento y el lugar en el que cada uno de nosotros debe nacer para aprender las lecciones que necesitaremos en forma individual y para hacer todo lo bueno que podamos con nuestros talentos y nuestra personalidad. Alguna vez ha pensado de qué forma le han bendecido los talentos de otras personas?, también pueden sus propios talentos y dones pueden bendecir a otras personas.

Nuestro Padre Celestial nos presentó un plan para que llegáramos a ser semejantes a Él 

Nuestro Padre Celestial sabía que no podríamos progresar más allá de cierto punto a menos que lo dejáramos durante algún tiempo. Él deseaba que nosotros cultiváramos las cualidades divinas que Él posee y, para que eso fuera posible, tendríamos que dejar nuestro hogar preterrenal para ser probados y obtener experiencia. Era necesario que nuestro espíritu fuera revestido con un cuerpo físico, el cual abandonaríamos a la hora de la muerte y con el que nos reuniríamos nuevamente en la resurrección. Después, recibiríamos un cuerpo inmortal semejante al de nuestro Padre Celestial. Si pasábamos nuestras pruebas, recibiríamos la plenitud de gozo que nuestro Padre Celestial ha recibido ( D. y C. 93:30–34).


Nuestro Padre Celestial convocó un gran concilio a fin de presentar Su plan para nuestro progreso (Enseñanzas de los presidentes de la Iglesia: José Smith, págs. 220, 544–545) y aprendimos que, si seguíamos Su plan, llegaríamos a ser como Él; resucitaríamos y tendríamos todo poder en los cielos y en la tierra; llegaríamos a ser padres celestiales y tendríamos hijos espirituales tal como Él los tiene (D. y C. 132:19–20).
Aprendimos que Él nos proporcionaría una tierra en la cual seríamos probados (Abraham 3:24–26). Un velo cubriría nuestra memoria y olvidaríamos nuestro hogar celestial, lo cual era necesario a fin de que pudiésemos ejercer nuestro albedrío para escoger entre lo bueno y lo malo sin la influencia del recuerdo de haber vivido con nuestro Padre Celestial. De esa forma, lo obedeceríamos debido a nuestra fe en Él y no a causa del conocimiento o recuerdo que guardábamos de Él. Nuestro Padre Celestial nos ayudaría a reconocer la verdad cuando la escucháramos de nuevo en la tierra (Juan 18:37).

En el gran concilio también aprendimos en cuanto al propósito de nuestro progreso: el tener una plenitud de gozo. Sin embargo, también supimos que algunos serían engañados, escogerían otros senderos y se perderían. Nos enteramos de que todos tendríamos que pasar por pruebas durante la vida: enfermedades, desilusiones, penas, dolor y muerte; pero comprendimos que serían para nuestro bien y que nos servirían de experiencia ( D. y C. 122:7). Si lo permitíamos, esas pruebas nos purificarían en lugar de vencernos; nos enseñarían a ser perseverantes, pacientes y caritativos.

En ese concilio aprendimos también que, debido a nuestras debilidades, todos nosotros pecaríamos, salvo los niños pequeños (D. y C. 29:46–47); se nos dijo que se nos proporcionaría un Salvador para que pudiésemos superar nuestros pecados y vencer la muerte con la resurrección. Aprendimos que si teníamos fe en Él, obedecíamos Su palabra y seguíamos Su ejemplo, seríamos exaltados y llegaríamos a ser como nuestro Padre Celestial; es decir, recibiríamos una plenitud de gozo.

Atributos de nuestro Padre Celestial

Hebreos 12:9  Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban y los reverenciábamos, ¿por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos?   (Dios es el Padre de nuestros espíritus).

Job 38:4–7)   ¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra?, Házmelo saber, si tienes entendimiento, ¿Quién dispuso sus medidas, si lo sabes?, ¿O quién extendió sobre ella cordel?, ¿Sobre qué están fundadas sus bases?, ¿O quién puso su piedra angular, cuando alababan todas las estrellas del alba. y se regocijaban todos los hijos de Dios?  (se da a entender la vida preterrenal).

Abraham 3:22–28    Y el Señor me había mostrado a mí, Abraham, las inteligencias que fueron organizadas antes que existiera el mundo; y entre todas éstas había muchas de las nobles y grandes; y vio Dios que estas almas eran buenas, y estaba en medio de ellas, y dijo: A éstos haré mis gobernantes; pues estaba entre aquellos que eran espíritus, y vio que eran buenos; y me dijo: Abraham, tú eres uno de ellos; fuiste escogido antes de nacer. Y estaba entre ellos uno que era semejante a Dios, y dijo a los que se hallaban con él: Descenderemos, pues hay espacio allá, y tomaremos de estos materiales y haremos una tierra sobre la cual éstos puedan morar; y con esto los probaremos, para ver si harán todas las cosas que el Señor su Dios les mandare; y a los que guarden su primer estado les será añadido; y aquellos que no guarden su primer estado no tendrán gloria en el mismo reino con los que guarden su primer estado; y a quienes guarden su segundo estado, les será aumentada gloria sobre su cabeza para siempre jamás. Y el Señor dijo: ¿A quién enviaré? Y respondió uno semejante al Hijo del Hombre: Heme aquí; envíame. Y otro contestó, y dijo: Heme aquí; envíame a mí. Y el Señor dijo: Enviaré al primero. Y el segundo se llenó de ira, y no guardó su primer estado; y muchos lo siguieron ese día.   (una visión de la vida preterrenal).

Jeremías 1:5   Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.  (una visión de la vida preterrenal).

D. y C. 29:31–38   Porque por el poder de mi Espíritu las he creado; sí, todas las cosas, tanto espirituales como temporales: primero espirituales, en seguida temporales, que es el principio de mi obra; y además, primero temporales y en seguida espirituales, que es el fin de mi obra, hablándoos para que entendáis con naturalidad; mas para mí no tienen fin mis obras, ni principio; pero os es dado para que comprendáis, porque me lo habéis preguntado y estáis de acuerdo. Por tanto, de cierto os digo que para mí todas las cosas son espirituales; y en ninguna ocasión os he dado una ley que fuese temporal, ni a ningún hombre, ni a los hijos de los hombres, ni a Adán, vuestro padre, a quien yo creé. He aquí, yo le concedí que fuese su propio agente; y le di mandamientos; pero ningún mandamiento temporal le di, porque mis mandamientos son espirituales; no son naturales ni temporales, ni tampoco son carnales ni sensuales, Y aconteció que Adán, habiendo sido tentado por el diablo, pues, he aquí, éste existió antes que Adán, porque se rebeló contra mí, diciendo: Dame tu honra, la cual es mi poder; y también alejó de mí a la tercera parte de las huestes del cielo, a causa de su albedrío; y fueron arrojados abajo, y así llegaron a ser el diablo y sus ángeles; y he aquí, hay un lugar preparado para ellos desde el principio, el cual es el infierno.   (una visión de la vida preterrenal).

Moisés 3:4–7    Y ahora bien, he aquí, te digo que éstos son los orígenes del cielo y de la tierra, cuando fueron creados, el día en que yo, Dios el Señor, hice el cielo y la tierra;
 y toda planta del campo antes que existiese en la tierra, y toda hierba del campo antes que creciese. Porque yo, Dios el Señor,creé espiritualmente todas las cosas de que he hablado, antes que existiesen físicamente sobre la faz de la tierra. Pues yo, Dios el Señor, no había hecho llover sobre la faz de la tierra. Y yo, Dios el Señor, había creado a todos los hijos de los hombres; y no había hombre todavía para que labrase la tierra; porque los había creado en el cielo; y aún no había carne sobre la tierra, ni en el agua, ni en el aire; mas yo, Dios el Señor, hablé, y subió de la tierra un vapor, y regó toda la superficie de la tierra. Y yo, Dios el Señor, formé al hombre del polvo de la tierra, y soplé en su nariz el aliento de vida; y el hombre fue alma viviente, la primera carne sobre la tierra, también el primer hombre; sin embargo, todas las cosas fueron creadas con anterioridad; pero fueron creadas espiritualmente y hechas conforme a mi palabra.  (creaciones espirituales y temporales).
1 Corintios 15:44  se siembra cuerpo natural, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo natural, y hay cuerpo espiritual.     (creaciones espirituales y temporales).
D. y C. 76:23–24    Porque lo vimos, sí, a la diestra de Dios; y oímos la voz testificar que él es el Unigénito del Padre; que por él, por medio de él y de él los mundos son y fueron creados, y sus habitantes son engendrados hijos e hijas para Dios.    (son engendrados hijos e hijas).
D. y C. 132:11–26    ¿Y te señalaré algo, dice el Señor, que no sea por ley, tal como yo y mi Padre decretamos para ti, antes de que el mundo fuese? Yo soy el Señor tu Dios; y te doy este mandamiento: Que ningún hombre vendrá al Padre sino por mí o por mi palabra, que es mi ley, dice el Señor. Y todas las cosas que hay en el mundo, ya sean prescritas por los hombres, por tronos, o principados, o poderes, o cosas de renombre, cualesquiera que fueren, y que no sean de mí ni por mi palabra, serán derribadas, dice el Señor, y no permanecerán después que los hombres mueran, ni tampoco en la resurrección, ni después, dice el Señor tu Dios. Porque las cosas que permanecen son por mí; y lo que no sea por mí será sacudido y destruido. Por consiguiente, si un hombre se casa con una mujer en el mundo, y no se casa con ella ni por mí ni por mi palabra, y él hace convenio con ella mientras él esté en el mundo, y ella con él, ninguna validez tendrán su convenio y matrimonio cuando mueran y estén fuera del mundo; por tanto, no están ligados por ninguna ley cuando salen del mundo. Por tanto, cuando están fuera del mundo ni se casan ni se dan en casamiento, sino que son nombrados ángeles en el cielo, ángeles que son siervos ministrantes para ministrar a aquellos que son dignos de un peso de gloria mucho mayor, y predominante, y eterno. Porque estos ángeles no se sujetaron a mi ley; por tanto, no pueden tener aumento, sino que permanecen separada y solitariamente, sin exaltación, en su estado de salvación, por toda la eternidad; y en adelante no son dioses, sino ángeles de Dios para siempre jamás. Además, de cierto te digo que si un hombre se casa con una mujer, y hace convenio con ella por el tiempo y por toda la eternidad, y si ese convenio no se efectúa por mí ni por mi palabra, que es mi ley, ni es sellado por el Santo Espíritu de la promesa, por medio de aquel a quien he ungido y nombrado a este poder, entonces no es válido, ni está en vigor cuando salen del mundo, porque no están ligados por mí ni por mi palabra, dice el Señor; cuando estén fuera del mundo no se podrá aceptar allá, porque los ángeles y los dioses son nombrados para estar allí, y no podrán pasar más allá de ellos; de modo que, no pueden heredar mi gloria, porque mi casa es una casa de orden, dice Dios el Señor. Y además, de cierto te digo, si un hombre se casa con una mujer por mi palabra, la cual es mi ley, y por el nuevo y sempiterno convenio, y les es sellado por el Santo Espíritu de la promesa, por conducto del que es ungido, a quien he otorgado este poder y las llaves de este sacerdocio, y se les dice: Saldréis en la primera resurrección, y si fuere después de la primera, en la siguiente resurrección, y heredaréis tronos, reinos, principados, potestades y dominios, toda altura y toda profundidad, entonces se escribirá en el Libro de la Vida del Cordero que no cometerán homicidio para derramar sangre inocente; y si cumplen mi convenio y no cometen homicidio, vertiendo sangre inocente, les será cumplido en todo cuanto mi siervo haya declarado sobre ellos, por el tiempo y por toda la eternidad; y estará en pleno vigor cuando ya no estén en el mundo; y los ángeles y los dioses que están allí les dejarán pasar a su exaltación y gloria en todas las cosas, según lo que haya sido sellado sobre su cabeza, y esta gloria será una plenitud y continuación de las simientes por siempre jamás. Entonces serán dioses, porque no tendrán fin; por consiguiente, existirán de eternidad en eternidad, porque continuarán; entonces estarán sobre todo, porque todas las cosas les estarán sujetas. Entonces serán dioses, porque tendrán todopoder, y los ángeles estarán sujetos a ellos. De cierto, de cierto te digo, a menos que cumpláis mi ley, no podréis alcanzar esta gloria. Porque estrecha es la puerta y angosto el camino que conduce a la exaltación y continuación de las vidas, y pocos son los que la hallan, porque no me recibís en el mundo ni tampoco me conocéis. Mas si me recibís en el mundo, entonces me conoceréis y recibiréis vuestra exaltación; para que donde yo estoy vosotros también estéis. Esto es vidas eternas: Conocer al único Dios sabio y verdadero, y a Jesucristo a quien él ha enviado. Yo soy él. Recibid, pues, mi ley. Ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a las muertes, y muchos son los que entran por ella, porque no me reciben, ni tampoco cumplen mi ley. De cierto, de cierto te digo, que si un hombre contrae matrimonio con una mujer conforme a mi palabra, y son sellados por el Santo Espíritu de la promesa, de acuerdo con mi precepto, y él o ella comete algún pecado o transgresión del nuevo y sempiterno convenio, cualquiera que sea, y toda clase de blasfemias, y si no cometen homicidio en el que viertan sangre inocente, todavía saldrán en la primera resurrección y entrarán en su exaltación; pero serán destruidos en la carne y entregados a los bofetones de Satanás hasta el día de la redención, dice Dios el Señor.   (el plan para el progreso).
                                                            

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