Si no tuviéramos las revelaciones registradas en D. y C. 76, 131 y 137, sabríamos muy poco acerca de cuál sería nuestra condición después de la resurrección. El presidente Wilford Woodruff, cuarto Presidente de la Iglesia, dijo acerca de la visión que se registra en D. y C. 76:
“Voy a referirme a la ‘Visión’ sola, como la de una revelación que brinda más luz, más verdad y más principio que ninguna otra contenida en ningún otro libro que hayamos leído. Ella aclara la comprensión que tenemos de nuestra condición actual, de dónde venimos, por qué estamos aquí y a dónde vamos. Por medio de esa revelación, cualquier persona puede saber cuál será su función y su condición”.
1. Los reinos de gloria y “el testimonio de Jesús”.
D. y C. 76:11–24, 40–43, 119.
• Las circunstancias que llevaron a la visión se registra en D. y C. 76:11–19
Toda la visión testifica de Jesucristo y de Su Expiación infinita. La descripción que hace José Smith de la visión comienza y termina con un testimonio del Salvador. D. y C. 76:20–24; D. y C. 76:119; D. y C. 76:40–43.
En Doctrina y Convenios 76, se revela que el Padre Celestial ha proporcionado tres reinos de gloria en los que la mayoría de las personas vivirán después de la resurrección: el reino telestial, el reino terrestre y el reino celestial. Cada uno de nosotros heredará un reino de gloria basado en la forma en la cual hayamos recibido “el testimonio de Jesús” (D. y C. 76:51).
2. Perdición.
Analice D. y C. 76:25–39, 44–49. El término perdición se refiere a un estado en el que se da cuenta de lo que se ha perdido y de que se sufrirá destrucción en lugar de recibir un reino de gloria. Quienes experimentan esto son los llamados “hijos de perdición” porque siguen a Satanás, que es llamado Perdición (D. y C. 76:25–26, 31–32).
• Cuando Lucifer se rebeló en el Concilio de los Cielos, fue arrojado a la tierra (Apocalipsis 12:7–9; D. y C. 29:36–37; 76:25–28; Moisés 4:1–3). Y comenzó a hacerle la guerra a los santos cuando fue expulsado (Véase D. y C. 76:29; Moisés 4:4.) ¿Qué debemos hacer para ganar en nuestra vida la guerra contra Satanás? (véase 1 Nefi 14:14; D. y C. 10:5; 27:15–18.)
• ¿Qué reveló el Señor acerca del sufrimiento de los hijos de perdición? (Véase D. y C. 76:32–34, 36–38, 44–49.) ¿Por qué están condenados los hijos de perdición a experimentar un sufrimiento tan grande? (Véase D. y C. 76:30–31, 35. Para obtener una explicación de qué significa negar el Espíritu Santo, véase la siguiente cita.)
El profeta José Smith dijo: “¿Qué debe hacer el hombre para cometer el pecado imperdonable? Debe haber recibido el Espíritu Santo, deben habérsele manifestado los cielos, y después de haber conocido a Dios, pecar contra Él. Después que un hombre ha pecado contra el Espíritu Santo, no hay arrepentimiento para él. Tiene que decir que el sol no brilla, cuando lo está mirando; negar a Jesucristo, cuando se le han manifestado los cielos, y renegar del plan de salvación mientras sus ojos están viendo su verdad; y desde ese momento empieza a convertirse en enemigo”
3. El reino telestial.
D. y C. 76:81–90, 98–106, 109–112. El reino telestial es el menor de los reinos de gloria. El Señor comparó su gloria con la de las estrellas (D. y C. 76:81, 98; véase también 1 Corintios 15:40–41 y la Traducción de José Smith de 1 Corintios 15:40 que se encuentra en la Guía para el Estudio de las Escrituras).
• ¿Quién heredará el reino telestial? los que no recibieron el evangelio de Cristo ni el testimonio de Jesús. Son los que no niegan al Santo Espíritu,porque estos son los que dicen ser de Pablo, y de Apolos, y de Cefas. Son los que declaran ser unos de uno y otros de otro: unos de Cristo y otros de Juan, unos de Moisés, unos de Elías, unos de Esaías, unos de Isaías, y otros de Enoc; mas no recibieron el evangelio, ni el testimonio de Jesús, ni a los profetas, ni el convenio sempiterno. Estos son los mentirosos y los hechiceros, los adúlteros y los fornicarios, y quien quiera que ama y obra mentira.( D. y C. 76:81–83, 98–101, 103.)
• Habrá condiciones o limitaciones que se les implantarán a quienes hereden el reino telestia: Aquellos que son arrojados al infierno, no serán redimidos del diablo sino hasta la última resurrección, hasta que el Señor, Cristo el Cordero, haya cumplido su obra, no reciben de su plenitud en el mundo eterno, sino del Santo Espíritu por medio de la ministración de lo terrestre; mas no recibieron el evangelio, ni el testimonio de Jesús, ni a los profetas, ni el convenio sempiterno y serán siervos del Altísimo; mas a donde Dios y Cristo moran no podrán venir, por los siglos de los siglos.. (Véase D. y C. 76:84–86, 102, 104–106, 112.)
El “infierno” del que se habla en los versículos 84 y 106 es la prisión espiritual, un estado temporario entre la muerte y la resurrección. Los de la prisión espiritual que no acepten el Evangelio finalmente resucitarán y heredarán el reino telestial.
4. El reino terrestre.
D. y C. 76:71–80, 91, 97. El Señor comparó la gloria del reino terrestre con la gloria de la luna (D. y C. 76:78, 97; véase también 1 Corintios 15:40–41).
• ¿Quiénes heredarán el reino terrestre? Los que han recibido la plenitud del Padre, así como la de la luna difiere del sol en el firmamento, son los que murieron sin ley; y también los que son los espíritus de los hombres encerrados en prisión, a quienes el Hijo visitó y predicó el evangelio, para que fuesen juzgados según los hombres en la carne; quienes no recibieron el testimonio de Jesús en la carne, mas después lo recibieron. Estos son los hombres honorables de la tierra que fueron cegados por las artimañas de los hombres.(Véase D. y C. 76:71–75, 79. )
El élder Bruce R. McConkie, del Quórum de los Doce, explicó: “Quienes estén destinados a heredar el reino terrestre son:
(1) los que mueran ‘sin ley’: los infieles y los paganos que no escucharon el Evangelio en esta vida y que no lo aceptarían de corazón si lo escucharan;
(2) los que escucharon el Evangelio en esta vida y lo rechazaron y después lo aceptan en el mundo de los espíritus;
(3) los ‘hombres honorables de la tierra que [son] cegados por las artimañas de los hombres;
(4) los miembros de la Iglesia verdadera que son poco entusiastas, que tienen un testimonio pero que no son verídicos ni fieles a todas las cosas”
• Habrá condiciones o limitaciones que se les implantarán a quienes hereden el reino terrestre: Son los que reciben de su gloria, mas no de su plenitud. Reciben de la presencia del Hijo, mas no de la plenitud del Padre. ( D. y C. 76:76–78.)
• Para no ser “cegados por las artimañas de los hombres” podemos encontrar algunas respuestas a esta pregunta, en (Efesios 4:11–15; 1 Nefi 15:24; Helamán 5:12; D. y C. 3:78; 21:4–6; 52:14–20.)
5. El reino celestial.
D. y C. 76:50–70, 92–96; 131:1–4; 132:19–24; 137. El reino celestial es el reino más alto de gloria. El Señor comparó su gloria con la del sol (D. y C. 76:70, 78, 96; véase también 1 Corintios 15:40–41).
• ¿Quiénes heredarán el reino celestial? Los que recibieron el testimonio de Jesús, y creyeron en su nombre, y fueron bautizados según la manera de su sepultura, siendo sepultados en el agua en su nombre; y esto de acuerdo con el mandamiento que él ha dado, para que, guardando los mandamientos, fuesen lavados y limpiados de todos sus pecados, y recibiesen el Santo Espíritu por la imposición de las manos del que es ordenado y sellado para ejercer este poder; quienes vencen por la fe, y son sellados por el Santo Espíritu de la promesa, que el Padre derrama sobre todos los que son justos y fielesSon aquellos cuyos nombres están escritos en el cielo, donde Dios y Cristo son los jueces de todo. Son hombres justos hechos perfectos mediante Jesús, el mediador del nuevo convenio, que obró esta perfecta expiación derramando su propia sangre..(Véase D. y C. 76:50–53, 68–69. (El Santo Espíritu de la promesa es el Espíritu Santo, que confirma que las ordenanzas del sacerdocio que hayamos recibido y que los convenios que hayamos hecho son aceptables ante Dios. Esa aprobación depende de nuestra fidelidad.)
• Cerca de cuatro años después de que se reveló la visión que se registra en D. y C. 76, José Smith recibió una visión en la que vio a su hermano mayor Alvin en el reino celestial (D. y C. 137:1–5). Alvin había fallecido en 1823, antes de la restauración de la Iglesia. ¿Qué conocimiento adquirió José al ver a Alvin en el reino celestial? (Véase D. y C. 137:7–9.) ¿Qué otra cosa aprendió el Profeta acerca de quiénes heredan la gloria celestial? (Véase D. y C. 137:10.) ¿Por qué nos pueden traer consuelo esas verdades?
• Si heredamos el reino celestial, las bendiciones que recibiremos son: Estos son los que constituyen la Iglesia del Primogénito, aquellos en cuyas manos el Padre ha entregado todas las cosas; son sacerdotes y reyes que han recibido de su plenitud y de su gloria; y son sacerdotes del Altísimo, según el orden de Melquisedec, que fue según el orden de Enoc, que fue según el orden del Hijo Unigénito. De modo que, como está escrito, son dioses, sí, los hijos de Dios. Por consiguiente, todas las cosas son suyas, sea vida o muerte, o cosas presentes o cosas futuras, todas son suyas, y ellos son de Cristo y Cristo es de Dios. Y vencerán todas las cosas. Por tanto, nadie se gloríe en el hombre, más bien gloríese en Dios, el cual subyugará a todo enemigo debajo de sus pies. y morarán en la presencia de Dios y Cristo para siempre jamás, él los traerá consigo cuando venga en las nubes del cielo para reinar en la tierra sobre su pueblo. Y tendrán parte en la primera resurrección de los justos.
• ¿Por qué nuestro testimonio de Jesús determina el reino que heredaremos después de la muerte? (Véase D. y C. 76:31, 35 [perdición]; D. y C. 76:82, 101 [telestial]; D. y C. 76:79 [terrestre]; D. y C. 76:51–53, 69; 121:29 [celestial].) ¿Qué significa ser “valientes en el testimonio de Jesús”? (D. y C. 76:79).
El élder Bruce R. McConkie dijo:
“¿Qué significa ser valiente en el testimonio de Jesús?
“Es ser intrépido y arrojado, usar todas nuestras fuerzas, energía y habilidad en la guerra contra el mundo; es pelear la buena batalla de la fe… La gran piedra angular de la valentía en la causa de la justicia es la obediencia a toda ley de todo el Evangelio.
“Ser valientes en el testimonio de Jesús es venir a Cristo y ser perfectos en Él; es negarse a ‘toda impiedad’; es amar ‘a Dios’ con toda nuestra ‘alma, mente y fuerza’ (Moroni 10:32).
“Ser valientes en el testimonio de Jesús es creer en Cristo y en Su Evangelio con inalterable convicción; es conocer la veracidad y divinidad de la obra del Señor en la tierra.
“Pero eso no es todo. Es algo más que creer y saber; debemos ser hacedores de la palabra y no tan solamente oidores. Es más que adorar con palabras, más que limitarse a confesar el divino origen del Salvador; es obediencia y conformidad y corrección personal…
“Ser valientes en el testimonio de Jesús es ‘seguir adelante con firmeza en Cristo, teniendo un fulgor perfecto de esperanza y amor por Dios y por todos los hombres’. Es perseverar ‘hasta el fin’ (2 Nefi 31:20). Es vivir nuestra religión, practicar lo que predicamos, guardar los mandamientos. Es la manifestación de la ‘religión pura’ en la vida del hombre; es: ‘Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo’ (Santiago 1:27). “Ser valientes en el testimonio de Jesús es controlar las pasiones y los apetitos y elevarse por encima de las cosas carnales y malignas. Es vencer al mundo tal como Jesús lo hizo, Él, que fue el más valiente de todos los hijos de nuestro Padre. Es ser moralmente limpios, pagar el diezmo y las ofrendas, guardar el día de reposo, orar con convicción y, si fuera necesario y se nos pidiera, sacrificar por su causa todo lo que tenemos.
“Ser valientes en el testimonio de Jesús es ponerse del lado del Señor. Es votar cómo Él lo haría, es pensar lo que Él piensa, creer lo que Él cree, decir lo que Él diría si se encontrara en la misma situación. Significa tener la mente de Cristo y ser uno con Él, tal como Él lo es con el Padre”
• Once años después de que se revelara la visión registrada en D. y C. 76, el profeta José enseñó que hay tres grados dentro del reino celestial (D. y C. 131:1).
¿Quiénes serán exaltados en el grado más alto del reino celestial? Para alcanzar el más alto, el hombre tiene que entrar en este orden del sacerdocio es decir, el nuevo y sempiterno convenio del matrimonio; y si no lo hace, no puede alcanzarlo. (Véase D. y C. 131:1–3; 132:19.)
• ¿Qué bendición está a disposición sólo de quienes sean exaltados en el grado más alto del reino celestial? (D. y C. 131:4; 132:19–20. “progenie” y “una… continuación de las simientes por siempre jamás” significa que quienes permanezcan en el convenio y sean exaltados al grado más alto del reino celestial tendrán hijos espirituales en las eternidades.
• El presidente Joseph Fielding Smith, del Quórum de los Doce, dijo: “Todos los miembros de la Iglesia… deberían atesorar la sección 76 de Doctrina y Convenios como a una herencia de infinito valor. Ella debería fortalecer la fe de ellos y ser un incentivo para buscar la exaltación que se les promete a todos los que sean justos y rectos”
Conclusión
Las grandes bendiciones de la exaltación en el reino celestial están a disposición de todos. Cada uno de nosotros puede llegar a ser perfecto por medio de Jesucristo y ser exaltado con nuestra familia en el grado más alto del reino celestial. La revelación que se encuentra en D. y C. 76 debería alentarnos a guardar los mandamientos y a recibir las ordenanzas de salvación para ser así merecedores de recibir esas grandes bendiciones.
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