Monday, February 2, 2015

Febrero: ¿Qué ocurrió en la vida preterrenal?...Ven Sigueme

Antes de nacer, vivíamos con nuestro Padre Celestial como Sus hijos espirituales. En el concilio de los cielos, el Padre nos presentó Su Plan de Salvación, y Jesucristo fue escogido para ser nuestro Salvador. Satanás intentó modificar el plan, quitándonos nuestro albedrío, y tanto él como sus seguidores fueron expulsados. Nosotros aceptamos el plan del Padre y escogimos seguir a Jesucristo.

Todos los hombres y las mujeres vivieron con Dios como hijos espirituales suyos antes de venir a la tierra como seres mortales. A esa vida a veces se le llama el primer estado (Abr. 3:26).
  • Cuando Dios fundó la tierra, se regocijaron todos los hijos de Dios, Job 38:4–7.
  • El espíritu volverá a Dios que lo dio Ecle. 12:7.
  • Antes que te formase en el vientre te conocí, Jer. 1:4–5.
  • Linaje suyo somos, Hech. 17:28.
  • Dios nos escogió antes de la fundación del mundo, Efe. 1:3–4.
  • Debemos obedecer al Padre de los espíritus, Heb. 12:9.

  • Satanás se rebeló en la vida preterrenal, Moisés 4:1–4.
  • Hubo una gran batalla en el cielo Apoc. 12:7–11.
  • A los ángeles que no guardaron su dignidad, los ha guardado en prisiones eternas, Judas 1:6 (Abr. 3:26).
  • El diablo y sus ángeles fueron arrojados a la tierra, Apoc. 12:9.
  • El diablo y la tercera parte de las huestes del cielo fueron arrojados abajo, DyC 29:36–37.



  • Fueron llamados y preparados desde la fundación del mundo, Alma 13:3.
  • Cristo contempló la vasta expansión de la eternidad y todas las huestes del cielo antes que el mundo fuese, DyC 38:1.
  • También el hombre fue en el principio con Dios, DyC 93:29 (Hel. 14:17DyC 49:17).
  • En el principio se escogieron espíritus selectos para ser gobernantes en la Iglesia, DyC 138:53–55.
  • Muchos recibieron sus primeras lecciones en el mundo de los espíritus, DyC 138:56.
  • Los que siguen a Dios guardan su primer estado, vienen a la tierra y reciben un cuerpo, Abr. 3:26.
  • Todas las cosas se crearon espiritualmente antes que existiesen físicamente sobre la tierra, Moisés 3:5.
  • Yo hice el mundo y a los hombres antes que existiesen en la carne, Moisés 6:51.
  • Abraham vio las inteligencias que fueron organizadas antes que existiera el mundo, Abr. 3:21–24.

Plan de salvación

Leales a la Fe: Una Referencia del Evangelio, (2004), 143–46

En la existencia preterrenal, nuestro Padre Celestial preparó un          plan para permitirnos llegar a ser como Él y recibir una plenitud           de gozo. Las Escrituras se refieren a ese plan como “el plan de   salvación” (Alma 24:14;Moisés 6:62), “el gran plan de felicidad”         (Alma 42:8), “el plan de redención” (Jacob 6:8; Alma 12:30) y “el           plan de la misericordia” (Alma 42:15).
El plan de salvación es la plenitud del Evangelio e incluye la        Creación, la Caída, la expiación de Jesucristo y todas las leyes, ordenanzas y doctrinas del Evangelio. El albedrío moral, la          capacidad de decidir y de actuar por nuestra cuenta, también                es esencial para el plan de nuestro Padre Celestial. Debido a               ese plan, podemos ser perfeccionados mediante la Expiación,         recibir una plenitud de gozo y vivir para siempre en la presencia           de Dios. Nuestras relaciones familiares pueden perdurar a través          de las eternidades.
Tú eres participante en el plan de nuestro Padre Celestial y tu experiencia eterna puede dividirse en tres partes principales: la         vida preterrenal, la vida terrenal y la vida después de la muerte.     Cuando llegas a comprender el plan, encuentras respuestas a p   reguntas que se hace mucha gente: ¿De dónde vinimos? ¿Por qué estamos aquí? ¿Adónde vamos después de esta vida?

Vida preterrenal

Antes de nacer en la tierra, vivías en la presencia de nuestro             Padre Celestial como uno de Sus hijos espirituales. En esa          existencia preterrenal, participaste en un concilio con los demás       hijos espirituales de nuestro Padre Celestial en el que presentó             Su gran plan de felicidad (véase Abraham 3:22–26).
En armonía con el plan de felicidad, Jesucristo, el Hijo             Primogénito del Padre en el espíritu, en su estado preterrenal,           hizo convenio de ser el Salvador (véase Moisés 4:2;                      Abraham 3:27). A los que siguieron a nuestro Padre Celestial                  y a Jesucristo se les permitió venir a la tierra para experimentar            la condición de seres mortales y progresar hacia la vida eterna.         Lucifer, otro hijo espiritual de Dios, se rebeló contra el plan y   “pretendió destruir el albedrío del hombre” (Moisés 4:3). Él                llegó a ser Satanás, y él y sus seguidores fueron expulsados                 del cielo y se les negaron los privilegios de recibir un cuerpo             físico y de experimentar la vida terrenal (véase Moisés 4:4;          Abraham 3:27–28).
Durante tu vida preterrenal, cultivaste tu identidad y aumentó                tu capacidad para todo lo espiritual. Bendecido(a) con el don                del albedrío, tomaste decisiones importantes, tales como la                  de seguir el plan de nuestro Padre Celestial. Esas decisiones       afectaron tu vida en ese entonces y también ahora;             progresaste en inteligencia y aprendiste a amar la verdad, y                     te preparaste para venir a la tierra, donde podías seguir         progresando.

Vida terrenal

Ahora experimentas la vida terrenal. Tu espíritu y tu                        cuerpo están unidos, lo que te da oportunidades de                   progresar y desarrollarte en formas que no eran posibles                       en la vida preterrenal. Esta parte de tu existencia es un                 período de aprendizaje en el que puedes demostrar tu                fidelidad, decidir venir a Cristo y prepararte para ser                     digno(a) de la vida eterna. También es una época en la                         que puedes ayudar a otras personas a encontrar la                           verdad y obtener un testimonio del plan de salvación.

Vida después de la muerte

Cuando mueras, tu espíritu entrará en el mundo de                                 los espíritus para esperar la resurrección, momento                               en que se reunirán tu espíritu y tu cuerpo, y serás                               juzgado(a) y recibirás un reino de gloria. La gloria                                 que heredes dependerá de la profundidad de tu                               conversión y de tu obediencia a los mandamientos                                 del Señor y dependerá de la manera en que hayas                       “[recibido] el testimonio de Jesús” (D. y C. 76:51.

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