Sunday, May 19, 2019

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Lucas 12–17Juan 11


  1. Lea los siguientes pasajes de las Escrituras, y medite y ore al respecto.
    1. Lucas 15:1–10. Con la parábola de la oveja perdida y la de la moneda perdida, Jesús enseña en cuanto al valor de las almas.
    2. Lucas 15:11–32. Con la parábola del hijo pródigo, Jesús enseña que nuestro Padre Celestial halla gran gozo en perdonar al que se arrepiente. El Salvador también enseña a Sus seguidores a perdonar.
    3. Lucas 17:11–19. Un hombre al que Jesús sanó de lepra regresa a darle las gracias.

Desarrollo que se sugiere para la lección

Actividad para despertar el interés

Si lo desea, utilice la siguiente actividad (o una de su preferencia) para comenzar la lección. Escoja la actividad que sea más apropiada para su clase.
Pida a los miembros de la clase que hablen de alguna ocasión en que se les haya perdido algo importante para ellos o se haya extraviado algún miembro de la familia. Después haga las preguntas siguientes:
• ¿Cómo se sintieron cuando se perdió aquel objeto o aquella persona? 
¿Cómo se sintieron cuando se halló dicho objeto o persona?
Si lo desea, puede pedir a los miembros de la clase que relaten experiencias que hayan tenido de haberse perdido y después ser encontrados.
Jesús a menudo enseñaba lecciones espirituales comparándolas con experiencias comunes que tenía la gente.
 En esta lección se habla de algunas parábolas que enseñan la importancia de buscar y encontrar a los que están perdidos.

1. El Salvador enseña en cuanto al valor de las almas.

Lean y analicen Lucas 15:1–10. Jesús presentó la parábola de la oveja perdida y la de la moneda perdida después que los fariseos y los escribas murmuraron: “Este a los pecadores recibe, y con ellos come” (Lucas 15:2).
• En la parábola de la oveja perdida, el pastor dejó a las noventa y nueve ovejas para ir en busca de la que se había perdido (Lucas 15:4); en la de la moneda perdida, la mujer buscó diligentemente una sola moneda que había perdido (Lucas 15:8). ¿Qué podemos aprender de los hechos del pastor y de la mujer? (Véase D. y C. 18:10–13.)
• ¿En qué formas puede estar “perdida” una persona? 
¿Qué responsabilidad tenemos hacia los que se pierden? (Véase Lucas 15:4–5, 8; Alma 31:34–35.)
El presidente Gordon B. Hinckley dijo:
“…tenemos algunos de los nuestros que claman de dolor y de sufrimiento, de soledad y de temor. Tenemos la solemne y gran obligación de extenderles la mano y ayudarles, de levantarles, de alimentarles si tienen hambre, de nutrir su espíritu si tienen sed de la verdad y la rectitud…
“…están aquellos que una vez fueron fervientes en la fe, una fe que ahora se ha enfriado; muchos de ellos querrían volver pero no saben cómo y necesitan manos amigas que se extiendan hacia ellos. Con un poco de esfuerzo sería posible traer a muchos para que se deleitaran otra vez en la mesa del Señor.
“Mis hermanos y hermanas, ruego que cada uno de nosotros, después de haber participado en esta grandiosa conferencia, tome la resolución de buscar a aquellos que necesiten ayuda, que estén en circunstancias desesperantes o difíciles y que los levanten, con el espíritu de amor, hasta ser recibidos en los brazos de la Iglesia, donde habrá manos fuertes y corazones tiernos que los reanimen, los consuelen, los sostengan y los encaminen hacia una vida feliz y productiva” (Liahona, enero de 1997, pág. 97).
• ¿Qué debemos hacer cuando regrese una persona que se había perdido? (Pida a los miembros de la clase que busquen un concepto que se repite en los versículos 5, 6 y 9 de Lucas 15. Véanse también los versículos 7 y 10 del mismo capítulo y D. y C. 18:15–16.)

2. Jesús enseña que nuestro Padre Celestial halla gozo en perdonar al que se arrepiente.

Lean y analicen Lucas 15:11–32. Muestre la lámina del hijo pródigo.
• En la parábola del hijo pródigo, ¿qué hizo el hermano menor con su herencia? (Véase Lucas 15:13.  la palabra pródigo significa que gasta sin prudencia.) 
¿Cuáles son algunas formas en que las personas en la actualidad cometen errores similares a los del hijo pródigo?
• ¿Qué le sucedió al hijo pródigo después que malgastó toda su herencia? (Véase Lucas 15:14–16.) 
¿Cómo se aplica esto a nuestros días?
• Cuando el hijo pródigo tenía necesidad, ¿quién cuidó de él en la provincia apartada? (Véase Lucas 15:16.) 
¿Qué podemos aprender de esto?
• ¿En quién pensó el hijo cuando vio que nadie cuidaba de él en la provincia apartada? (Véase Lucas 15:17.) 
¿Qué podemos aprender acerca del arrepentimiento al considerar la actitud del hijo? (Véase Lucas 15:18–19.)
• ¿Qué hizo el padre cuando vio que su hijo regresaba? ( Lucas 15:20.) 
¿Cómo respondió el padre ante la confesión del hijo? ( Lucas 15:21–24.) 
¿En qué se parecen la respuesta del padre y la del Señor cuando nosotros nos arrepentimos? (Lucas 15:7; Mosíah 26:30; D. y C. 58:42.)
• ¿En qué aspectos nos parecemos al hijo pródigo? (Véase la cita que se halla a continuación.) ¿Qué esperanza nos ofrece la parábola del hijo pródigo?
Refiriéndose a la parábola del hijo pródigo, el presidente Gordon B. Hinckley dijo: “Les ruego que lean esta historia. Todo padre debe leerla una y otra vez. Su mensaje es lo suficientemente amplio para aplicarlo a todo hogar. Es lo suficientemente amplio para aplicarlo a toda la humanidad, pues, ¿no somos acaso todos hijos pródigos que necesitamos arrepentirnos y participar del misericordioso perdón de nuestro Padre Celestial y entonces seguir su ejemplo?” (véase Liahona, noviembre de 1991, págs. 5–6.)
• ¿Por qué se enojó el hijo mayor al ver la forma en que su padre recibía al hijo menor? (Lucas 15:25–30.) 
¿Cómo respondió el padre ante la queja del hijo mayor? ( Lucas 15:31–32.) 
¿Por qué a veces es difícil dar la bienvenida a un “hijo pródigo” que se ha arrepentido? 
¿Qué podemos aprender de la forma en que este hombre recibió al hijo que regresó? (Véase Lucas 15:32.)

3. Un hombre al que Jesús había sanado de lepra regresa a darle las gracias.

Lean y analicen Lucas 17:11–19. Muestre la lámina de los diez leprosos.
• Cuando se dirigía a Jerusalén, el Salvador sanó a diez leprosos (Lucas 17:11–14). De los diez, ¿cuántos regresaron a expresar su gratitud? ( Lucas 17:15–16.) 
¿Cuáles son algunas de las razones por las que nosotros, al igual que los nueve leprosos malagradecidos, no siempre expresamos nuestra gratitud por las bendiciones que recibimos? 
¿Por qué es importante que expresemos nuestra gratitud al Señor?
• Aunque los diez leprosos quedaron limpios, sólo uno fue salvado (Lucas 17:14, 19).
 ¿Cuál es la diferencia entre quedar limpio y ser salvado? (Véase la cita que está a continuación.) ¿Cómo nos ayudan a ser salvados nuestra gratitud y nuestra fe?
El obispo Merrill J. Bateman enseñó: “Para ser salvo, el leproso agradecido fue sanado tanto en lo interior como en lo exterior. Nueve leprosos habían sido sanados físicamente, pero sólo uno tuvo la fe para ser salvo” (Liahona, julio de 1995, pág. 16).

Conclusión

Testifique que sentimos gran gozo cuando nos arrepentimos y nos volvemos al Señor y cuando ayudamos a otros a volver. Si lo desea, exprese su gratitud por las parábolas de Jesús y por las demás enseñanzas que muestran el amor de Dios por Sus hijos y Su deseo de que nos amemos unos a otros.

La parábola del siervo inútil.

 (Lucas 17:5–10).
• Jesús presentó esta parábola después que los apóstoles le solicitaron: “Auméntanos la fe” (Lucas 17:5). 
¿Qué podemos aprender de esta parábola en cuanto a la manera de aumentar nuestra fe? (Nuestra fe aumenta cuando servimos al Señor con diligencia.)
• ¿Por qué somos siervos inútiles aún después de hacer todo lo que el Señor nos manda? (Véase Mosíah 2:20–25.) 
¿Qué nos revela esto en cuanto al amor que el Señor tiene por nosotros?

Juan 11


Jesús levanta a Lázaro de la muerte.



Poco después de que Jesús fuera a la casa de Zaqueo, recibió un mensaje de sus amigas María y Marta informándole que Lázaro, el hermano de ellas que también era un amigo muy querido de Jesús, estaba enfermo (Juan 11:1–5). Dos días más tarde, Jesús instruyó a Sus discípulos que lo acompañaran a Betania, la ciudad de Judea en donde vivían María, Marta y Lázaro (Juan 11:6–7).
• Cuando Jesús regresó a Betania, Lázaro ya llevaba cuatro días de muerto (Juan 11:17). 
¿Qué hizo Marta cuando escuchó que venía Jesús? (Véase Juan 11:20.) 
¿Qué les llama la atención del testimonio de Marta en cuanto a la misión divina del Salvador? (Véase Juan 11:21–27.)
• ¿Qué hizo Jesús cuando vio que lloraban María y muchas otras personas? (Juan 11:33–34.) 
¿Cómo influye este relato en los sentimientos que ustedes tienen por Jesús?
• A pesar de su fuerte testimonio, la fe de María parecía ser débil cuando Jesús pidió que se quitara la piedra del sepulcro de Lázaro (Juan 11:39). 
¿Cómo le ayudó Jesús? (Juan 11:40.) ¿Qué aprendemos de esto en cuanto a lo que el Señor espera de nosotros?
• ¿Qué nos enseña la oración de Jesús, antes de levantar a Lázaro, acerca de Su relación con Su Padre? (Juan 11:41–42.) 
¿Cómo podemos seguir el ejemplo de Jesús en nuestras propias oraciones personales y familiares?
Exhiba la lámina de Jesús levantando a Lázaro de la muerte, y pida a un miembro de la clase que lea Juan 11:43–44.
• Jesús ya había levantado de la muerte a dos personas (Marcos 5:22–24, 35–43; Lucas 7:11–17). ¿Por qué el levantar a Lázaro de la muerte fue diferente de las dos ocasiones anteriores? (La hija de Jairo y el hijo de la viuda de Naín fueron levantados de la muerte poco después de la separación del cuerpo y el espíritu. No se les había sepultado. Lázaro había estado muerto por cuatro días, y su cuerpo ya estaba en un sepulcro.)
• ¿Por qué fue el milagro de levantar a Lázaro de la muerte un testimonio de la misión divina del Salvador? 
¿Qué efecto tuvo este milagro en los que fueron testigos de él? (Véase Juan 11:45–46.) 
¿De qué manera fortalece este milagro su fe en el Salvador?